Sunday, June 18, 2006

¿QUÉ ES LA REALIDAD Y QUÉ LA FICCIÓN?

NADA ES ABSOLUTO

LEONARDO DA VINCI. UN SUPERHOMBRE DEL SIGLO XV


A lo largo de mi vida, como lectora empedernida que fui siempre, he ido descubriendo personajes que me han llamado la atención, por sus obras, por su genialidad, por sus exageradas virtudes o defectos, por sus excentricidades... Personas, que han sobresalido por navegar sin banderas, sólo con la enseña de sus ideales; que se empeñaron en vivir fuera del tiempo que les tocó en suerte; que presentaron proyectos al mundo, aún a riesgo de que les gritaran: “locos” o los quemaran en la hoguera por herejes.
De uno de esos seres, forjadores de sueños, es de quién yo voy a hablar hoy.
Leonardo da Vinci. Un ser humano polifacético que quinientos años después de su existencia aún sigue asombrando al mundo por sus capacidades y conocimientos en todas las ramas del saber. No sólo como artista excepcional, además de pintor, Leonardo fue: escultor, ingeniero, arquitecto, físico, biólogo, modisto, inventor de juegos de salón y de utensilios de cocina, geólogo, cartógrafo, autor de tratados de óptica, diseñador de jardines, decorador de interiores, músico, astrónomo y urbanista.
Pero en Leonardo, además de su genialidad, hay que destacar sin duda, una personalidad fuerte que lo llevó a desafiar a la iglesia: cuando los franciscanos en 1483 le encargaron una pintura para su altar mayor que ensalzara la inmaculada concepción de la Virgen, Leonardo les presentó una tabla a María, el arcángel Uriel, Jesús y San Juan niños, reunidos en una cueva durante su huída a Egipto. La imagen que no tiene relación alguna con los Evangelios canónicos, hizo que Leonardo y los franciscanos litigaran durante años, obligando al artista a reelaborar su obra con algunos elementos nuevos, entre ellos los halos, que había omitido en su primera obra. Actualmente existen dos versiones de La Virgen de las Rocas una en el Louvre y otra en la National Gallery.
En su condición de dibujante, pintor y escultor, Leonardo sintió la necesidad de conocer a fondo la anatomía humana. Desafiando de nuevo la tradición eclesiástica, se procuró muchos cuerpos, que luego diseccionaba, haciendo unos dibujos anatómicos que, aparte de su exactitud constituyen verdaderas obras de arte. Como ejemplo, cabe destacar el conocido como “Hombre de Vitrubio”, dónde realiza una visión del Hombre como centro del Universo, al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. En este estudio anatómico busca la proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico de belleza, la famosa “proporcionalidad áurea”, siguiendo los estudios del arquitecto romano Vitrubio, quien vivió en el siglo Uno antes de nuestra Era.
Físicamente, Leonardo, jamás pasó desapercibido. Alto, fuerte, de largas cabelleras y complexión de gigante. Se dice que era guapo, por lo que sirvió de modelo, cuando era joven, para el David de Verrochio y, de viejo, para el Platón de Rafael. Siempre vestía de blanco, nunca se le conoció pareja -ni masculina, ni femenina- aunque parece bastante probable que era homosexual, ya que sufrió persecuciones por este hecho y estuvo a punto de enfrentarse a la Inquisición, si bien sus protectores consiguieron siempre que eludiera el juicio público ante el temor de que pudiera terminar en la hoguera, como acababan siempre los culpables en estos casos.
También se sabe que era estrictamente vegetariano, jamás comió carne. En sus cartas y escritos sobre anatomía, llama a los omnívoros “devoradores de cadáveres”. Se dice que compraba animales enjaulados y los liberaba.
Un aspecto apasionante de la vida de Leonardo, fue el hermetismo que siempre le rodeó. Su obra cumbre “La Gioconda” o “Monna Lisa”, hoy en día considerada la “estrella” del Museo del Louvre, sigue rodeada de un aura de misterio. El artista, después de varias negativas, aceptó al fin, la propuesta de un rico comerciante florentino que le encargó que pintara a su esposa, y Leonardo dedicó durante tres años, buena parte de su tiempo al retrato, retocándolo a menudo y demorando su entrega. Parece ser que la pintura se convirtió en una obsesión para él, y es que La Gioconda era ya objeto de atención para los ocultistas tras la visita al taller de Leonardo del maestro Rafael Sanzio, en 1504, quien fascinado con aquel retrato efectuó allí mismo un boceto del cuadro. Es curioso que en dicho boceto, tras la figura de Lisa, figuran dos columnas, aunque no se sabe porqué, después el autor decidió que desaparecieran de la tabla.¿Se trataban éstas acaso de Jachi y Boaz, las famosas columnas del Templo de Salomón que tanta importancia guardan para la Masonería?
Otro misterio más que añadir en torno a la figura de Leonardo, son unos polémicos documentos que en 1956 aparecieron en París. Fueron bautizados como los “Archivos secretos”. Contenían una larga lista de nombres. Hombres ilustres que que figuraron como Grandes Maestres de una misteriosa organización: el Priorato de Sión, a la que perteneció el pintor. Esta orden habría tenido como brazo armado a los Templarios.
Por último quiero destacar una obra del genial artista, no menos enigmática que las demás, el mural “La Última Cena”, concluida por Leonardo en 1947, muestra a los discípulos de Cristo alarmados ante el anuncio de que un traidor se esconde entre ellos. Esta composición que encierra numerosas claves, quizá podría demostrar que Da Vinci fue uno de los últimos herejes cátaros. Pero lo que sí es cierto es que la pintura que se encuentra en el convento de Santa Maria delle Grazie, en Milán, sobrevivió a dos bombardeos en 1943, mientras que todos los muros a su alrededor se derrumbaban, solamente dos quedaron en pie, uno de ellos el que albergaba el famoso fresco.
El gran Leonardo da Vinci, un hombre que escribió, con su conocida letra de espejo, sobre todo lo habido y por haber, desde tratados de pintura, de ornitología, de óptica, cuadernos de agronomía, urbanismo e ingeniería civil y militar, de matemáticas o de cocina. Que diseñó el primer paracaídas de la historia para sus máquinas voladoras, tanques blindados, submarinos, fusiles de repetición y un largo etc.
El enigmático Leonardo, cátaro, masón, rosacruz, gran maestre...
Ahora, a principios del siglo XXI, todavía nos preguntamos quién fue en realidad Leonardo da Vinci.
Yo estoy convencida de que fue un auténtico “superhombre” del siglo XV.


Emma Rosa